Soy una joven santiaguesa que comienza a disfrutar y conocer su ciudad.
Vivo a tan solo veinte minutos del casco histórico, pero hasta el momento apenas me movía por esta zona. Quizás sea por mis inquietudes culturales o profesionales; pero, es en este momento, cuándo comienzo a valorar realmente el entorno que me rodea.
Muchas veces me pregunto como será la vida en un lugar dónde turistas, residentes, trabajadores y estudiantes conviven a diario.
Imagino que contemplar su maravilloso patrimonio cada día puede ser un hecho que pase desapercibido con el paso del tiempo; sin embargo, en mi opinión, estos “paseos” tienen un gran valor añadido. No todo el mundo puede presumir de transitar a diario por un casco histórico tan hermoso declarado Patrimonio de la Humanidad.
No obstante, no todo es maravilloso en este momento.
- Por un lado; algo está sucediendo con el pequeño comercio en esta zona de la ciudad. El “souvenir” está infectando las calles y se está asentando en todo rincón vacío que encuentra.
- Por otro lado; y a pesar de su grandiosidad artística, el día a día en un casco histórico también puede plantear diversos problemas para los residentes. Sólo los que lo sufren conocen las limitaciones que plantea la vida en un lugar con estas características. Quizás, la falta de aparcamiento y de algunos servicios básicos, la venta ambulante, el ruido nocturno e incluso diurno que se genera en algunas zonas y la masiva presencia de turistas; puedan colmar su paciencia.
El propósito de mi intervención es por tanto, incentivaros amigos, a que me contéis vuestras propias experiencias en el casco histórico compostelano; pudiendo ser ellas tanto positivas como negativas. De este modo, me ayudaréis a conocer las ventajas e inconvenientes de la vida en este rinconcito de la ciudad; y en definitiva me haréis comprender cómo se ViVe realmente aquí la Vida.
