lunes, 18 de mayo de 2009

VIVIR EN COMPOSTELA

"Esta tripe condición de cidade europea, de cidade campesiña galega e de cidade universitaria dalle a Compostela unha personalidade moi peculiar, mesmamente porque as tres se funden nunha realidade vital única. Realidade que ofrece un especial atraemento para o visitante que ven coa idea de contemplar maravillas do arte románico ou do arte barroco e que as encontra tan rodeadas de vitalidade palpitante como si acabaran de nacer en lugar de representaren épocas pasadas da historia do arte."

Ramón Piñeiro ( xullo 1979)

4 comentarios:

  1. La verdad, como conpostelana de adopción, no se me ocurren qué inconvenientes puede tener el casco histórico. Yo hago alguna que otra comparación con otras ciudades en las que he vivido, y si hay algo que me encanta de Santiago es eso de que en los bares te regalen la tapa. Además, tapas, en su mayoría, de primera.
    Eso sí, sólo veo una pega muy grande a la ciudad: el dichoso tráfico. Demasiado para una ciudad tan pequeña, ¿no?

    ResponderEliminar
  2. Santiago de Compostela es un destino recomendable para amantes de la cultura pues aparte de su famosa universidad y del atracivo del famoso Camino de Santiago al llegar a esta preciosa ciudad parece como si nos hubiésemeos transladado a otra época pues en ella encontramos múltiples vestigios medievales en piedra como su impresionante catedral,calles, iglesias,plazas...que le dan un toque romántico.
    También habria que destacar su rica y variada gastronomía para todos los gustos y bolsillos.Y para los amantes de la noche les recomiendo perderse en sus estrechas callejuelas del centro histórico donde existen multibles pubs donde tomar unas copas y conocer gente de otros lugares que como tú han sucumbido a los encantos de esta ciudad universal.

    ResponderEliminar
  3. Habité diez años en Santiago, cinco como estudiante y cinco trabajando. Durante esos años viví seis en pleno casco histórico (Rúa Nova y Pescadería Vella) y el resto en zonas limítrofes (Pexego, Pza Galicia). Sólo un año en Santiago de Chile y no hay color, por supuesto, rápidamente regresé a las cercanías de la parte antigua. Quizás tenga esa época muy idealizada y con ello el lugar donde vivía, pero lo cierto es que no he vuelto a tener muchas sensaciones que sí conocí en esa calles: el merodear por ellas después de clase o al salir de trabajar, entrar en algunos locales del Franco o la Raíña a tomar algo y casi a cenar con esas tapas que siempre acompañaban lo que pedías; el comprobar que determinados personajes seguían allí día tras día; algunas tiendas con encanto como la librería González, de la que siempre salías con un refranero escrito a mano y regalado por el propietario; la cola que hacíamos en la Biblioteca Xeral muy temprano para coger sitio para estudiar (o hacer lo que se podía), ...en época de exámenes; la Facultad de Geografía e Historia, donde estudié, su biblioteca y su cafetería; el Mercado, El Manolo, el Tumba, el Sótano, el Submarino, la Boutique del Pan, el Pilar (único "general store" del casco histórico); el Metate, el Paraiso Perdido, el Fuco, CinEuropa, las Fiestas de la Ascensión, El Santo dos Croques o la imagen donde se dejan los papelitos para aprobar en la Corticela, la panadería en la esquina de la Rúa Nova donde vendían unas galletas de salvado fundamentales para el tránsito intestinal, el músico del arco del Obradoiro, el Azul, el París, las apuestas para ver quién se atrevía a ir hasta la catedral en zapatillas (en época de estudiante y la verdad es que nadie se fijaba), la cola de la cabina de la Rúa Nova (no teníamos móviles), El Galo, el Modus, la Mora, los conciertos en el Toural y en la Quintana, los bocadillos de pulpo en un bar cercano a la Iglesia de San Martín Pinario, los bocadillos a la plancha o de calamares con slasa de tomate del Coruña, el Central, el de los Tigres con su máquina de música, ... Y mucho más, claro. Algunas de estas cosas ya no están, o, lo que para mí es peor: se han adulterado. Por ejemplo, no me acaba de convencer cómo han arreglado ciertos bares del Franco con cierta pretensión y que al final no destacan especialmente por el buen gusto ni por ser diferentes, repletos de piedra y madera, pero, insisto, poco atractivos, han perdido su encanto.O algunas tiendas, como la ya mencionada Librería González.
    Reconozco que el baño "a pedales " del Tumba no pasaría ninguna inspección en la actualidad, pero se echa de menos el encanto especial que tenía el lugar.
    En definitiva: la vida en el casco histórico de Santiago va ligada a experiencias, pero esas experiencias no existirían si todo fuese uniforme e impersonal. Eso todavía no ha sucedido por completo, pero puede llegar a suceder si continúa la desapaarición de tiendas de artículos variados que acaban siendo tiendas de souvenirs o locales de hostelería sin personalidad. Como decía alguien en otro comentario, Santiago aún tiene vida propia, no es un decorado y eso es cierto, todavía no lo es porque la gente vive en él de verdad, en las casas y en las calles, en los negocios y en los bares, en los colegios,en el mercado, las residencias de estudiantes (hay unas cuantas en el casco antiguo). Ojalá que esto nunca desparezca, aunque las cosas cambien y pierdan el encanto que tenían antaño, al menos para los que así las conocimos.Para los que vengan después otras habrá.
    SIEMPRE viviría en Santiago

    ResponderEliminar
  4. Mavi, por lo que veo, casi conoces mejor el casco histórico que yo. Lo cierto es que, como ya comenté en mi primera entrada hace poco que disfruto de esta zona de Santiago. Sin embargo, yo también espero que en el futuro permanezca en mi un recuerdo especial por mis experiencias vividas aquí!
    ¿Crees que será posible evitar que se expandan por todo el casco tiendas de recuerdos o de baja calidad? Hay algo que falla, no? ¿que crees que puede ser?

    ResponderEliminar